La verdadera historia de Pablo «El patrón»

La verdadera historia de Pablo «El patrón»

Uno de los genios del mal que más ha asombrado al mundo en las últimas décadas, surgió en Colombia, una nación sudamericana donde ocurrieron los más dantescos hechos cuyo autor intelectual era este personaje que llegó a acumular tanto dinero, que se convirtió en uno de los hombres más ricos del planeta. Presentamos: “la verdadera historia de Pablo Escobar, el Patrón de la maldad”:

La infancia de Pablo Escobar

El patrón, así era como el ejército de hombres a su mando le llamaban. Nació el 1 de diciembre del año 1949 en Rionegro, Antioquia,  en una familia numerosa conformada por 7 hermanos, de los cuales él era el tercero. Según relatan su biografía, Pablo era el más mimado por su madre y recibía toda clase de regalos y atenciones.

Quizá fue por ello que desde adolescente parecía pretender que todo el mundo le sirviera pleitesía, además de querer satisfacer todos sus deseos en la brevedad y conseguir la mayor cantidad de dinero posible y estaba dispuesto a lo que fuere, con tal de lograrlo. Desde la temprana adolescencia le obsesionaba la idea de ser un multimillonario.  

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Cerca de cumplir 15 años de edad, se asoció con un primo llamado Gustavo Gaviria, con quien para entonces laboraba en una fábrica de lápidas. No sólo debían ayudar en su producción, sino que además debían ir a comercializarlas por todos los pueblos de la región. Pero en vista de que eran pocas sus ganancias, diseñaron un plan para obtener muy buenas ganancias, pero no precisamente con algo lícito: extraían las lápidas de mármol de las tumbas de las familias más ricas, para después venderlas en el mercado negro.

Así comenzó este ítem de la maldad y para 1972, cuando cumplió 22 años de edad, lo nombraron jefe de una pandilla en la ciudad de Medellín, dedicada al hurto de vehículos y al tráfico de mercancías de modo ilegal. En medio de ese ambiente delictuoso, se percató de que el negocio de los estupefacientes era el más rentable de todos según su perspectiva y  al proyectarse, se obsesionó con la idea hasta hacerla realidad.

El Cartel de Medellín

Así llamó a su propia organización al margen de la ley. En sus primeros envíos del tan codiciado y terrible polvo blanco a Estados Unidos, ganó una enorme cifra de dinero, mismo que re invirtió en sofisticados laboratorios de procesamiento de la sustancia para la cual usan la hoja de coca. Así que él mismo la producía, la transportaba y la comercializaba.

Según los datos de las autoridades, Pablo Escobar llegó a controlar cerca del 80% de los estupefacientes que entraban al país del Tío Sam. A sus 30 años de edad, era mucho más rico que cualquier celebridad hollywoodense. De esa manera se cumplió la promesa que se hizo a sí mismo cuando era aún un niño: si no lograba conseguir un millón de dólares antes de los 25 años, entonces se quitaba la vida.

Se involucró en la política

Las distintas fuentes de información siempre han relacionado los gobiernos colombianos con esta clase de negocios. Pero Pablo decidió ir más allá: no sólo pasar cuantiosos cheques a los diferentes políticos de los partidos y funcionarios del Estado, sino además se lanzó como como representante a la Cámara y congresista y fue electo, gracias a las numerosas obras sociales que estratégicamente realizaba.

Llegaba a los barrios más pobres de Medellín, o mandaba a sus hombres con enormes sacos de dinero y lo repartían y lanzaban desde carros del cartel. Regalaba a las familias necesitadas viviendas dignas y hasta edificios.

La Hacienda Nápoles

Esta hacienda le costó más de 50 millones de euros. Allí tenía de todo, hasta un excéntrico zoológico con animales únicos y posos llenos de hipopótamos feroces, a los que les lanzaba a sus presos para que los devoraran. Esta propiedad abarcaba más de 7.400 acres y en ese lugar efectuaba las más oscuras reuniones y festejos.

Era el horror de los policías, pues pagaba una gran cantidad de dinero por cada uniformado dado de baja. El gobierno de esa época llegó al punto de aceptar que no tenía posibilidad alguna de enfrentarse a un enemigo tan bestial, por lo que pidieron ayuda a Estados Unidos.

En cierta oportunidad, el Patrón de la maldad quería atentar contra el mismísimo Presidente de la República, habiendo ya exterminado a un alto General, Ministros y altos funcionarios. Sabía que César Gaviria, el Primer Mandatario de Colombia de ese momento, iba a realizar un viaje en un avión de Avianca. En consecuencia, mandó instalar bombas que hicieron explotar la aeronave, junto con 110 tripulantes, dentro de los cuales no estaba el político.

Las autoridades afirman que cerca de 10 mil víctimas fatales se atribuyen a Escobar y al ser ya tan famoso a nivel mundial por su imperio infernal que cada día crecía desmedidamente, Estados Unidos decidió de manera radical, darle fin al problema. Al ver que las fuerzas militares colombianas no lograban capturarlo, enviaron cerca de 500 agentes especiales en un bloque de búsqueda con la única misión de atraparlo con o sin vida.

Era el 1 de diciembre del año 1993, cuando por el craso error de hablar por un celular, los satélites lo detectaron escondido en una casa en un barrio de estrato medio en Medellín y al poner resistencia, recibió varios impactos de bala la intentar fugarse por el techo de la edificación.

Hoy es toda una leyenda de la que han sacado varias películas y series televisivas. Muchos lo recuerdan con agradecimiento por los favores recibidos, otros con dolor, indignación y un gran resentimiento por las incontables víctimas que dejó a su paso.

Imagen: flickr.com

Bibliografía ►
El pensante.com (octubre 31, 2019). La verdadera historia de Pablo «El patrón». Recuperado de https://elpensante.com/la-verdadera-historia-de-pablo-el-patron/